·
Medicamentos con valor de miles
de dolares que no funcionan y lo único que hacen es adormecerte sin curar el
dolor
·
Terapias físicas que generan dolores insoportables pero no hacen que la
artritis desaparezca
·
Pastillas, medicamentos y tratamientos carisimos que no han traído
ningun resultado o mejoría en tus articulaciones
·
Supuestas "dietas milagrosas" que has seguido al pie de la
letra, pero solo te hacen pasar hambre y el dolor continua
Es frustrante y doloroso haber
intentado de todo con las supuestas "soluciones mágicas" pero a pesar
de eso seguir sufriendo con el mismo dolor.
Y lo que es peor, sabiendo que cada
día el dolor es más intenso y nos impide disfrutar de la vida.
Pero
no te preocupes...
Mi
nombre es Anthony Silva, y entiendo exactamente como te
sientes. Porque cuando tenía 40 años me diagnosticaron por primera vez
artritis.
La buena noticia es que actualmente
tengo 54 años y el problema ha desaparecido
completamente. No tengo un solo dolor en mis articulaciones y
disfruto de la vida al máximo.
Pude eliminar mi artritis gracias a los
secretos que estoy a punto de contarte.
Porque lo cierto es que cuando me
diagnosticaron este problema, no sabia de que se trataba la enfermedad,
lo único que sabia es que era
un dolor insoportable.
Cuando quería levantarme
de la cama mis rodillas "me quemaban". Todas las articulaciones, las
manos, el cuello y por supuesto las rodillas me dolían,
por lo cual el
simple hecho de caminar era un suplicio.
Por
supuesto, estos dolores comenzaron de un día para otro. Por lo cual
no pude notarlos, porque fueron empeorando conforme pasaban los días, hasta que ya
ni siquiera podía sostenerme en pie, lo cual comenzó a preocuparme
verdaderamente.
Busqué a varios médicos para que me
ayudaran a solucionar el problema, pero a pesar de haber gastado mucho dinero
en consultas, terapias, medicamentos y todo lo que me recomendaron, no
obtuve los resultados que yo buscaba.
Parecía como si los médicos no tuvieran
una solución a este problema. Lo peor de todo es que los años
seguían pasando y el dolor se había convertido en algo crónico. Tenia 45 años,
pero mi personalidad y mi apariencia física (debido a la preocupación y el dolor)
aparentaba mucha más edad.
Me sentía miserable. Todo el día sufría con ese
dolor, mientras caminaba, me vestía, conducía mi vehículo o escribía
en la computadora. Todo esto era lo peor que
me había pasado...
Ahora venía la peor parte. Por culpa de
los constantes dolores, mi carácter empezó a tornarse irritante, molesto y de
mal humor. Lo cual me afectó en mi rendimiento en el trabajo.
Además, el dolor me hacia escribir 3
veces más lento en la computadora y debido a esto tuve que buscar
otro tipo de trabajo.
Esto me hizo caer en una profunda
depresión. No quería salir de la casa, pasear con la familia o los
amigos... No tenia ganas de nada.